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domingo, 12 de mayo de 2013

ADIGIO BENITEZ

 
 
Alberto Híjar Serrano
 
            El domingo 27 de julio de 2003, el suplemento cultural Documenta Americana de El Independiente celebró el aniversario del asalto al Cuartel Moncada en 1953 con textos sobre la relación entre los revolucionarios cubanos y mexicanos. La portada y las páginas centrales fueron dedicadas a Adigio Benítez. Cuando le fue entregada la publicación en su casa cercana a la Plaza de la Revolución en La Habana, comentó que ahí estaba su obra bien sintetizada. Un texto resaltado al lado de 4 de sus ironías pictóricas donde aparece como papirola geometrista enredado con Venus de Modigliani, Botero, Picasso, Boticceli, Rivera, Praxiteles, Tiziano dice: (Adigio) “condensa todo el saber visual de la Revolución Cubana. De aquí el Premio Nacional de Pintura 2002. Antes, la Medalla de la Lucha Clandestina porque desde los 50 nutrió con caricaturas políticas la prensa revolucionaria. Incursionó en la cubanía encontrando la significación de los trabajadores del campo y la ciudad. Practicó el muralismo en homenaje a los héroes y también a la fiesta necesaria para un círculo infantil. Joven como nadie, a sus 78 años, burla las obras maestras, las deconstruye con él como papirola, con mulatas y mulatos abrazando a los clásicos renacentistas y modernos. La poesía ha nutrido su lirismo y también su autocrítica”.
 
            Dejó un mural de unos 7x3.5 m en el Corporativo San Carlos ya extinto en Avenida Revolución frente al Museo Carillo Gil. De él dijo en 2001: “en esta obra aparecen las figuras de José de San Martín, Simón Bolívar, Benito Juárez, José Martí, Toussaint Louverture, Augusto Cesar Sandino, Joaquim J. Da Silva “Tiradentes” y Emiliano Zapata. Ellos no son sólo exponentes de sus hazañas sino que se han situado en representación de tantos otros héroes y naciones de Nuestra América”. En el mural “Nuestra América” hay mujeres confundidas con paisajes diversos, con y sin fusiles y en la retaguardia de los combatientes. Ya se sabe que sin retaguardia no hay vanguardia. Y sin fuerzas irregulares en apoyo de ejércitos populares, tampoco hay lucha larga con arraigo social y perspectiva de triunfo como ha descubierto por estos días la seguridad del Estado mexicano. De aquí la importancia de incluir al guerrillero Tiradentes como ejemplo de esa legión ignorada y repudiada por la historiografía estatólatra. La composición en dos franjas horizontales con las figuras principales destacadas por los colores, es articulada en el rectángulo total con las figuras de los combatientes, sus caballos, sus paisajes, la pareja de jaguares en una esquina arriba de la explicación sucinta y la firma del maestro cubano y sus tres ayudantes: su nieto Elian Rodríguez, Carolina Berté y Mercedes Crespo hoy en retiro artístico con una exitosa panadería en Mazunte, Oaxaca, como prueba de la negación del aura artística. Dos o tres bellos retratos de Martí, uno enmarcado con la frase “revolución y poesía”, quedaron en colecciones privadas. Cuando en 1996 su hija conferenciaba en el Taller de Gráfica Popular, Adigio trazó en una piedra litográfica una alegoría erótica del sol y la luna entre nubes escoltadas con papalotes-papirolas. El maestro José Sánchez impresor histórico, la entintó, nos alarmó al decir que se había echado a perder y al fin entregó las 19 copias. En un restaurante en un centro comercial en la Avenida Altavista de San Ángel hizo un bello cuadro mural alusivo al poema Horal de Jaime Sabines que dio el nombre de Sales y Soles al extinto lugar. Poeta también, Adigio gozaba la repetición memorizada. En su honor luego de su muerte a los 84 años en La Habana el 8 de mayo, va el poema: “El mar se mide con olas,/el cielo por alas,/nosotros por lagrimas./El aire descansa en las hojas,/el agua en los ojos,/nosotros en nada./Parece que sales y soles,/nosotros y nada.”   
 
11 mayo 2013